Un error bastante común que cometemos las personas, es pensar que si un perro tiene la nariz seca y caliente, es que tiene fiebre. Y NO es así. No hay que alarmarse por esto. Puede deberse a otros factores este síntoma, como por ejemplo una ligera deshidratación o cambios ambientales tales como humedad o un aire excesivo.
La temperatura de un perro está entre los 38º y 39º C. Si tiene más de 39º es que tiene fiebre y deberemos seguir las indicaciones de nuestro veterinario.
Para saber si realmente nuestra mascota tiene fiebre, lo mejor es medírsela con un termómetro por vía rectal aproximadamente durante un minuto. Lógicamente esto lo debe hacer mejor un veterinario, ya que él sabrá cómo hacerlo y nos ahorraremos posibles daños en nuestra mascota.
Una manera casera de saber si nuestro perro tiene fiebre es levantarle la oreja y tocarsela con la palma de la mano, ya que por aquí corren vasos grandes y podremos notar los cambios de temperatura. Éste método puede ser orientativo pero no exacto y seguro.
Los posibles signos de una temperatura elevada son: pérdida de apetito, fatiga, quietud... Vamos, si vemos que el estado general de nuestra mascota es diferente a de normal debemos acudir de inmediato al veterinario.
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