Nuestras mascotas tienen sentimientos y pueden venirse abajo en ciertos momentos a lo largo de su vida por diversas causas, tal y como nos pasa a las personas.

La depresión canina es un estado patológico con disminución de toda actividad física, en especial, al componente afectivo. Los perros no nos pueden contar que les ocurre ni porque se encuentran desanimados, es por ello difícil tratar con el perro ya que es muy escasa la experiencia terapéutica animal.

Sin embargo, existen cada vez más estudios exclusivamente dedicados a entender las causas que llevan al animal a una posible depresión.
En situaciones como añadir una nueva mascota a la familia, o un nuevo bebé, puede provocar la depresión en el perro al no prestarle la atención que el recibía y al encontrarse en un segundo plano.

Existen dos tipos de depresión en los perros:

- Endógena: causada por la ausencia de motivaciones externas, por lo que se puede decir que tiene una causa genética de tipo hereditaria.

- Exógena: es la más habitual por consecuencia de alguna situación del entorno y puede tener causas muy variadas.

La depresión se exterioriza bajo la forma de apatía general, somnolencia, inapetencia, tristeza y nerviosismo, sed excesiva y falta de reacción ante estímulos gratificantes.

Las causas de una posible depresión podrían ser:

-Falta de afecto: una disminución de afectividad en cualquier perro, será muy traumático. Por ejemplo, si tenemos un perro al cual lo hemos mimado mucho y está acostumbrado a que les hagas mucho caso,  y repentinamente no le dedicas la atención suficiente a la que él esta puesto, lo notará de inmediato llegando a experimentar síntomas que antes os he nombrado. Necesitan recibir amor de sus dueños con caricias y achuchones.

-Aburrimiento: los perros necesitan jugar, relacionarse con otros perros, correr, pasear, tener su propio espacio. Si no le damos todo esto entrará en una situación de apatía.

-Soledad: los animales también son sociales y les gusta estar rodeados de cariño y estar en compañia de su família, no solos.

- Falta de equilibrio y tranquilidad: en nuestra casa debe reinar paz y tranquilidad evitando ruidos o situaciones estresantes ya que podrían alterar a nuestra mascota y provocarle una depresión futura.

Si nuestro perro llegase a mostrar algunos síntomas correspondientes a una depresión, debemos acudir de inmediato a nuestro veterinario. Él le recetará medicamentos que le ayudarán a frenar esta crisis.

Pero debemos saber que el mejor antídoto contra la depresión de nuestra mascota somos nosotros mismos manteniendo el contacto con él para que se sienta apoyado y querido por su dueño y pueda abandonar esa sensación de abandono y rechazo y también realizar con él cosas que le gusten como pasear, jugar a su juego favorito, o ir al campo a correr.

Ante un comportamiento positivo que haya realizado nuestra mascota con depresión, debemos premiarle cuando muestre signos de felicidad, recompensándolo con caricias o una galletita. Nunca debemos darle un premio a un perro deprimido por que él entenderá que le premias por estar triste y nunca saldrá de la depresión.

Así que ya sabemos chicos, debemos darles a nuestros mejores amigos todo el cariño y amor que se les puede dar ya que ellos en nuestros peores momentos permanecen junto a nosotros y jamás nos abandonarían en la tristeza, al contrario siempre estarán moviendo la colita y dándonos lametones para sacarnos el ánimo.




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